Antes de todo, el disclaimer de rigor: Los nombres han sido alterados (o suprimidos) para proteger a los involucrados, jajaja. Es una historia larga, si le sobra el tiempo, léala y sepa lo que es el síndrome del impostor… Todo lo que escribo, es un papiro más a modo de catarsis personal que de otra cosa.
También aclaro que no es mi intención ofender a nadie, simplemente soy de la idea que lo que se escribe para uno mismo, es mejor que lo que se escribe para otros, así que aquí voy.
¡Me cambié de trabajo! Después de como 8 años trabajando para un sitio web (que llamaré esaweb.com), decidí cerrar ese capítulo y buscar vientos en otra dirección.
Renunciar no fue fácil, pero tampoco tan difícil como lo pensé. Lo cierto es que estuve como 5 meses en entrevistas para un puesto que me ofrecieron de forma totalmente circunstancial. Digo circunstancial porque no lo busqué ni lo pedí. Simplemente me llamaron un día para invitarme a tomar un café, acepté y comencé el proceso de selección, que duró un montón jaja.
Lo bueno es que a medida que pasó todo ese tiempo, me fui dando cuenta que, en realidad, lo que quería era salir como fuese del lugar en donde estaba trabajando.
Pero antes, un poco de contexto.
Mi relación con esaweb.com comenzó en otra empresa. Yo era el Jefe de Tecnología y mi principal función era el desarrollo de esaweb.com, sus servicios, productos, backoffice, etc.
Después de como 4 años en eso, apareció otra empresa (que llamaré M) y quiso comprar esaweb.com. Eso implicó que, si yo aceptaba, iba incluido en el paquete de compra.
Me hicieron una oferta que económicamente era prácticamente lo mismo. Perdía algunos beneficios (o bastantes mejor dicho jaja) pero, por otro lado, los nuevos dueños tenían una visión muy clara de qué querían hacer con esaweb.com y a qué sitial la querían llevar en el tiempo. Eso me parecía excelente y me motivó lo suficiente como para aceptar.
Cuando llegué a M, la vi como un excelente lugar para trabajar. El ambiente era muy ameno. Usaban tecnologías y servicios que eran nuevos para mí, por lo que iba a aprender mucho y eso me motivaba un montón.
Como dije antes, los Jefes (por no decir los dueños) tenían una visión muy clara de qué querían hacer con esaweb.com. Eso me parecía excelente. Yo ya llevaba 4 años metido en esaweb.com, así que tenía mucho que aportar en conocimiento del mercado, comportamiento de los usuarios, etc. Sentí que mi opinión era tomada en cuenta y así me lo hicieron notar también.
Estaba muy motivado. Mi principal objetivo era llevar como sea esaweb.com a un sitial importante. Al principio se notó el cambio de forma muy positiva. Se hicieron muchas cosas y se fueron mejorando otras. En un plazo de semanas, prácticamente había hecho refactoring de casi todo el sitio web (o al menos la parte pública). Yo era el único programador involucrado en el proyecto, a pesar que mi cargo era de Jefe, pero jefe de quién? nunca lo supe, jajaja.
En general la cosa iba bien. Fue en ese tiempo cuando cometí mi primer grave error, por cierto no fue el único.
Tal vez lo hice con un afán de demostrar compromiso o simplemente porque de verdad estaba motivado, no lo sé, pero cometí el error de comenzar a hacer parte de mi rutina el trabajar los fines de semana desde la casa.
También me acostumbré a leer y responder correos en mi tiempo libre, a veces incluso en horas de la madrugada. Aclaro: no es que me lo pidieran, simplemente lo hice porque me gustaba mi trabajo y me acostumbré a hacerlo de ahí en adelante.
En ese tiempo no era tanto problema. Mi hija aún no nacía y mi pareja por lo general también necesitaba un tiempo los fines de semana preparando guías, apuntes y cosas así, incluso en ocasiones hasta más tarde que yo, en lo que es la ingrata labor de un profesor de historia de este país.
Pero en M me sentía como alguien importante. Ojo, no digo importante en el sentido jerárquico, sino más bien como alguien que estaba cumpliendo el rol que se esperaba de él. Me sentía valorado. Sentía que lo estaba haciendo bien y que, por cierto, aún quedaba mucho más por hacer.
Con el tiempo algunas cosas fueron cambiando en mi vida personal. Nació mi hija y las prioridades obviamente también cambiaron. Comencé a dormir menos en las noches (sólo los padres pueden entender qué tanto menos), mi señora dejó de trabajar para dedicarse a la crianza de mi hija (lo que le agradezco infinitamente!) y se vino encima un cambio de casa, con todo lo que eso conlleva.
Pero algo no cambió… y es que para poder mantener el ritmo de lo que me pedían, tuve que continuar trabajando los fines de semana en casa. Principalmente los domingos durante gran parte del día.
Se convirtió en un hábito que, en ese día, mi pareja tomaba a nuestra hija y la llevaba a pasear a algún lado, a ver a su abuela, a comprar al supermercado o caminar al parque, mientras yo, estúpidamente, me quedaba en casa trabajando, muchas veces hasta altas horas de la madrugada. Todo esto para poder llegar a la reunión de las 9am del Lunes con todo (o casi todo) lo que estaba comprometido.
En muchas ocasiones deslicé comentarios en reuniones, o en conversaciones privadas con mis jefes, que para poder llegar a los plazos estaba trabajando los fines de semana y que estaba cansado (por no decir hecho mierda!), pero en lugar de ver caras de preocupación o de «eso no está bien, busquemos un ajuste«, lo que siempre vi fueron más bien caras de «oh, que bien, muchas gracias por el compromiso!«.
En el tiempo, esto me fue desalentando bastante y a duras penas lo estaba manejando, cuando cayó encima una decisión divina, en la que se dictaba un cambio de tecnología. En concreto, cambiábamos de Php a Ruby on Rails. Todo lo que teníamos estaba en Php… pero todo lo nuevo, sería hecho en RoR.
Para esto, la empresa hizo el sacrificio de pagarnos un mes de suscripción online en CodeSchool.com, para que pudiésemos aprender en nuestro tiempo libre.
No voy a mentir… me encanta la idea de aprender lenguajes nuevos, tendencias, tecnologías, frameworks, etc. Creo que eso abre puertas a nuevas ideas, productos y también desafíos, por lo que cuando nos dijeron, lo tomé como algo muy positivo y lo agradecí.
Peeeeero, para aprender, se debe disponer del tiempo para ello y aquí es donde estaba la trampa. Se nos pidió que ese aprendizaje fuese en nuestro tiempo fuera de la oficina… Osea, ¿aprender en mi tiempo libre? ¿Qué tiempo libre? Aún recuerdo esa primera semana cuando nos dieron estos cursos, en que dediqué el domingo a eso… obviamente esto significó que no terminé todo lo comprometido para el Lunes y me tuve que comer una puteada de aquellas por parte del gran jefe, con oficina a puerta cerrada y todo.
En su momento levanté la inquietud, pero la respuesta que tuve fue más de encoger los hombros y de arréglatelas.
Y no era el único. Uno de mis compañeros (y mejores amigos en la empresa y fuera de ella), estaba en una situación muy similar a la mía. Al igual que yo, también trabajaba programando en otros productos/servicios de la empresa. Al igual que yo, también tenía una hija recién nacida. Al igual que yo, también tenía el tiempo libre reducido al mínimo y, con la misma idiotez que yo, también tenía esa costumbre de trabajar en casa. El resultado fue parecido, los cursos de CodeSchool.com le cayeron encima y tampoco podía dedicarles el tiempo necesario.
No voy a entrar a discutir en detalle si cambiar de Php a Ruby on Rails era buena idea, probablemente lo era, pero para mí el tema es la forma en que se debe realizar un cambio así.
Si tienes un grupo de programadores que se maneja en A, no puedes de un día para otro decirles «ahora la tecnología es B» y esperar que todos cambien de dirección en un mes. Debes darles el tiempo para hacerlo a su ritmo y ojo que no me refiero a ritmo de aprendizaje, sino al tiempo disponible que tendrán debido a sus otras obligaciones dentro de la misma empresa.
Dicho de otra forma: Si tienes a un programador 8 horas al día programando en A, no puedes esperar que llegue a su casa a seguir programando para que aprenda B.
Si quieres que aprenda B, dale el tiempo, baja su carga de A a la mitad, déjale medio día para que practique y aprenda B. Haz eso y en un mes tienes un programador que se maneja perfectamente en B.
Así es como debería ser, pero lamentablemente no era. Un día me llené de valor y fui a la autoridad máxima de la empresa y le hice presente mi malestar en ese sentido. Lo único que recibí fue un portazo en la cara, de forma elegante, pero portazo a fin de cuentas.
Desde ese momento, todo cambió. Comenzamos a tener mucha rotación en nuestra área. Todos los nuevos programadores que llegaban, no duraban mucho. Al poco tiempo se iban nuevamente, y siempre de forma voluntaria.
A la rápida puedo recordar al menos a 9 o 10 que pasaron por ahí en un plazo de tiempo bien reducido. Incluso los antiguos se fueron. Todos ellos trabajaban en otros proyectos, no en esaweb.com, la cual, como ya dije antes, siempre fui el único a cargo.
A raíz de esa rotación, comenzaron a pasarme otros proyectos que quedaban huérfanos… Sitios incompletos que dejaban programadores renunciados, productos semi-terminados, con miles de fallas o cosas por corregir. Obviamente estaban hechos en RoR, el cual yo no dominaba y con clientes o ejecutivos comerciales reclamando y poniendo presión por esas fallas.
Si eres programador, sabes bien que tomar código hecho por alguien más a veces puede ser un cacho. Si a eso le sumas que no hay ninguna documentación (y me refiero a nada), se transforma en un problema complejo. Pero si a eso le agregas que en su creación no pasó 1 sino 4 programadores en momentos distintos, y que todos ellos estaban aprendiendo RoR, el problema se transforma en una verdadera PESADILLA. Más aún cuando estás contra el tiempo para arreglar sus fallas.
A eso tenía que sumar que el trabajo de esaweb.com no paraba y yo seguía siendo el único a cargo.
No sé si es necesario decirlo, pero mi estado anímico estaba por el suelo. Me sentía atrapado. Con un par de sitios de mierda que, a mi juicio, estaban hechos en RoR como las pelotas y que ahora yo estaba a cargo. Siempre con la constante promesa que la carga de trabajo en esaweb.com iba a disminuir, pero eso nunca pasó.
Siendo honesto. Me sentía como si fuese una mierda. Sentía que todo lo que hacía no bastaba o no estaba bien y mis jefes se encargaban de echármelo en cara cada vez que tenían la oportunidad. Y cuando no lo hacían directamente conmigo, lo hacían con otro para que también me lo dijera. Siempre recalcando lo malo, nunca lo bueno y en muchas ocasiones en público, con la humillación que eso conlleva.
Antes dije que cuando comencé en la empresa, me sentía como alguien importante o valorado. Bueno, en este otro momento, me sentía lejos como el peor de la empresa. Mi autoestima se fue directo a la basura, incluso llegué a plantearme el cambiar de rubro y dedicarme a otra cosa, lejos de la programación.
Todo esto también llevó a que tuviera repercusiones en la salud. No lo cuento como chiste, es en serio. Los dolores agudos de cabeza eran algo de casi todos los días. Problemas al dormir. Irritabilidad constante en la casa…
Para qué hablar de levantarme en las mañanas… era una odisea, especialmente los Lunes sabiendo que se venía esa reunión de mierda en donde de las 10 tareas sólo había completado 9. Y que no me felicitarían por terminar 9 de 10, sino que me putearían porque faltó una y «no avisé con tiempo«. Lo cierto es que la única vez que avisé con tiempo por un retraso, casi me crucificaron, así que no lo hice nunca más.
Fue aquí cuando comencé a sentir que las cosas que hacía bien eran por mérito de otros y no por méritos míos. Sentía que eran otros los que tenían buenas ideas, eran otros los que empujaban el negocio, eran otros los que pensaban y lograban que esto funcionara. Yo sólo era el que brutamente apretaba el tornillo y que mi trabajo lo podía hacer cualquiera mejor que yo.
Comencé a sentir que me excluían de las decisiones en las que antes si participaba. Al punto que me enteraba de pasillo de las decisiones que se tomaban más arriba.
El mejor ejemplo de esto (y que tampoco ayudó a mi autoestima) fue que el gerente a cargo de esaweb.com, tuvo la idea de citar a una reunión a todos los que trabajaban ahí, para comunicar que en un par de días llegaría un nuevo sub-gerente a hacerse cargo… obviamente a mi ni siquiera me incluyó en dicha reunión.
Osea, ese sub-gerente iba a estar directamente pidiéndome cosas a mí, reportes, datos, cambios, preguntas… y ni siquiera me incluyeron en la reunión donde avisan que llega en dos días? Si no es por otros empleados que me pusieron al tanto, nunca me habría enterado que tenía subgerente nuevo.
Sentía que pasé de ser alguien «importante» (nótese las comillas) en el funcionamiento de esaweb.com, a ser alguien invisible. Una tuerca, en vez de ser el maquinista.
A esa altura sentía que lo que hacía, lo hacía mal. Que la imagen profesional que otros tenían de mi era equivocada, falsa o que simplemente había sabido crear falsas impresiones en ellos.
Sentía que no sabía tanto como otros pensaban o que incluso ya no tenía nada que aportar en los proyectos en que estaba involucrado.
Todo esto me llevó a tener pánico a perder mi trabajo y a encerrarme más en mi metro cuadrado. Incluso rechacé ofertas en otros empleos también, siempre pensando que no estaba calificado, a pesar que eran excelentes oportunidades (sorry Javier!).
Para qué hablar de proyectos personales, que también quedaron totalmente de lado (sorry Pato!).
Fue por ese entonces que, por un tema de azar, llegó a mi correo un artículo de cómo una diseñadora de Facebook se sobrepuso al síndrome del impostor.
Síndrome del impostor… ¿Y eso qué es? me pregunté.
Resulta que allá por el año 1978, un par de psicólogas descubrieron un fenómeno que afecta a mucha gente y que se ha hecho notar mucho más hoy en día en desarrolladores web o diseñadores. Lo calificaron como el Síndrome del Impostor (también conocido como Síndrome del Fraude).
Me di cuenta que mi forma de sentir calzaba perfectamente en la descripción que hacían de este síndrome y que poco a poco me estaba atrapando más.
Me di cuenta que no era solamente yo el problema, sino que la atmósfera que me rodeaba en una empresa que no quería estar. Nótese que usé el término solamente, porque es obvio que también cometí errores que me llevaron o agravaron todo esto. Y cuando hablo de la atmósfera, no estoy hablando de mis compañeros de trabajo, sino de la forma de hacer las cosas de la empresa o de la relación de las jefaturas con sus empleados.
Me di cuenta que la empresa nunca destacaba lo que yo hacía, sino que sólo me recalcaban lo malo, o lo que no alcanzaba a terminar. Podía haber hecho algo que tenía dificultad 10, pero igual me iban a putear porque olvidé cambiar el color de un botón.
No tengo idea si lo hacen como estrategia para evitar que la gente se sienta valorada y pida aumento de sueldo o cosas así. Lo único que se es que en mi caso funcionó y siempre me sentí en deuda, a pesar que estaba haciendo mucho más de lo que debía hacer.
Me di cuenta que en muchas ocasiones los plazos para terminar las cosas bordeaban lo ridículo. Eran plazos irreales, impuestos por gente que no sabe cuanto demoran las cosas para hacerlas bien o que simplemente no les importa las consecuencias de hacer algo a la rápida, porque los que se llevarán ese stress serán otros y no les importa que así sea.
Me di cuenta que no era yo el problema, sino que la forma que tiene la empresa de manejar a sus equipos. Comencé a hacer memoria y recordé momentos en que nuestro jefe hacía un requerimiento a un programador un día miércoles a las 7pm y luego llegaba al día siguiente a las 9am preguntando cómo te fue?.
Me di cuenta que la rotación de programadores se debía principalmente a eso. A la forma de trabajar que se había implantado en la empresa. A la forma de llevar los productos y las relaciones entre jefaturas y empleados. A la incapacidad de generar lazos de amistad-lealtad sincera entre ellos.
Recordé aquella historia (verídica) en que un gran amigo tenía su propia empresa y de un día para otro se quedó sin financiamiento. Al punto que no tenían para pagar los sueldos y decidieron cerrar. Sin embargo, los trabajadores creían tan fielmente en él y en el proyecto, que decidieron seguir trabajando sin sueldo durante 3 meses… nadie se los pidió, sin embargo lo hicieron.
Lamentablemente, ese proyecto no funcionó, pero sin ninguna duda demostró la diferencia entre tener un líder y un jefe.
Finalmente, me di cuenta que no valía la pena el esfuerzo y sacrificio que estaba llevando a cabo. Y cuando digo sacrificio, no hablo de mí, sino que de mi familia. Ella fue la gran perjudicada de todo esto y cuando levanté la alerta en la empresa, poco les importó, o si les importó, no hicieron nada para remediarlo.
Fue ahí cuando decidí dejar el sentimentalismo y la auto compasión e irme a trabajar a otro lado, porque llegué a la conclusión que seguir ahí no era sano.
El día del anuncio
Ese día no necesité tanto valor para ir y decir que me iba. Estaba molesto, incluso dispuesto a irme ese mismo día si era necesario. Tal vez podría decir que lo habría preferido así, pero decidí darles 2 semanas para el ajuste.
Hablé con mi jefe directo y con el dueño de la empresa. Les dije que me iba y, para mi sorpresa, no hubo ningún intento de retenerme, sino sólo de extender el plazo de 2 semanas que les di originalmente, lo que rechacé.
Yo creo que ellos ya sabían que me quería ir. Tal vez eso facilitó las cosas. Ni siquiera me preguntaron cuanto me ofrecían en la nueva empresa como para negociar o algo así. Me preguntaron un par de cosas, más por cortesía que por otra cosa creo yo, pero luego vino el discurso de lo desleal que estaba siendo con la empresa al irme de esta forma y blah blah blah.
Debo decirlo, en otro momento habría explotado al escuchar que se cuestionaba mi lealtad con la empresa, pero esta vez no lo hice. En cierta forma iba psicológicamente preparado y no iba a entrar en una discusión inútil que ya no venía al caso. Estuve demasiado tiempo preocupado de lo que ellos pensaban de mi como para también preocuparme en ese momento en que estaba avisando que me iba. Yo sabía todo lo que había entregado a la empresa… si ellos no lo sabían o valoraban, no había discusión que fuese a cambiar eso.
Aún así, igual sentí molestia. Osea, por la empresa me dejé de lado a mi mismo, pero lo más importante, durante años dejé de lado a mi familia… mi pareja e hija de 3 años y me decían que estoy siendo desleal?
Hubo programadores (que los trataban como rockstars) que avisaron un miércoles y se fueron el viernes. Yo les di dos semanas, documenté todo e incluso estuve disponible respondiendo correos y mensajes durante meses después de mi salida y me acusaban de ser desleal con la empresa?… cueck.
Tal vez son ellos los que están siendo desleales con la empresa, al ni siquiera preguntar los verdaderos motivos de mi salida. Ni intentar entender el porqué de mi descontento, ni por qué el programador más antiguo del área (sólo superado por mi jefe en un par de meses) estaba tomado una decisión tan radical y sin posibilidad de negociación.
Recuerdo que en uno de los servicios de esaweb.com teníamos una alianza con otra empresa (una grande, con otra cultura de empresa). Como yo era el programador de ese servicio, a días de mi salida les notifiqué que me iba. No pasaron 10 minutos y uno de ellos me llamó telefónicamente para pedirme que nos juntásemos a tomar un café ese mismo día después del trabajo (que en la práctica resultó ser unas cervezas jaja). El tipo quería entender porqué me iba, si estaba tomando una buena decisión o no, etc. No me guardé nada, se lo vomité todo en la mesa y supongo que hice algo de sentido, ya que finalmente estuvo de acuerdo y me deseó la mejor de las suertes.
Si bien le agradecí la reunión, interiormente me sentía mal. Me daba rabia que después de 4 años trabajando en M, fuese alguien de otra empresa el que demostró más interés en saber el porqué de mi salida, en vez de mis verdaderos jefes. Aún así fue un ejercicio muy terapéutico, lo que confirma que tenía mucha mierda guardada jaja.
Tal vez fue motivado por eso que busqué una nueva oportunidad para conversar con el dueño de la empresa. Quería hablar abiertamente de porqué me iba y tener una conversación de igual a igual, no de jefe-empleado. Tuve que casi obligarlo a conversar, porque desde el día que le dije que me iba, me quitó hasta el saludo.
Al igual que al tipo de la otra empresa, le vomité todo en la mesa (o casi todo). Le di mi diagnóstico sobre cómo estaba el equipo, sobre las cosas que a mi parecer se hacían bien y se hacían mal, sobre la falta de liderazgo en el área, etc. Al final de la conversa, quedé con la sensación que no le importó mucho mi opinión, pero quiero creer que quedamos como «amigos«.
Aún así, no fue sorpresa que para ese almuerzo de despedida, asistiera prácticamente toda la empresa, excepto mi jefe y el dueño, con la excusa que tenían otro compromiso. De hecho se suponía que mi jefe iba a organizar ese almuerzo, pero al final lo hicieron mis compañeros de trabajo, porque el otro no dio señales de hacer nada.
Tal vez quedé un poco picado, si… Probablemente fui uno de los más leales de toda el área de tecnología durante años y ni siquiera se dignaron a darme la mano y despedirse de forma decente.
Aunque no fui el único, vi ejemplos de gente que llevaba 10 años trabajando ahí y les hicieron lo mismo. Una ejecutiva de ventas (que llevaba más de 12 años en la empresa), decidió irse y literalmente la trataron como si fuese delincuente, haciéndole guardia mientras guardaba sus cosas como si se fuese a robar algo (así, tal cual).
Y que no se entienda mal… aún valoro y estimo a mucha gente que sigue ahí (incluyendo a su dueño). Pero lamentablemente, creo que como empresa, no valoran a la gente que tienen. Como empresa, tienen una forma poco sana de relacionarse con sus empleados. Como empresa, son incapaces de darse cuenta que gran parte del éxito que disfrutan, se debe a la gente que se saca la cresta trabajando ahí, no sólo a sus gerentes.
Al final, la mejor lección que aprendí de haber pasado por esta empresa, no fueron las nuevas tecnologías o las herramientas que usé… La mejor lección fue el no dejar que esto vuelva a ocurrir.
Por cierto, hoy en día me manejo perfecto en Ruby on Rails 😛 Cómo hubiese cambiado todo si…
Pta Kyroncio por la chucha, been there done that (en mi primera pega). ¡Nos tenemos que juntar más seguido para conversar!
Saludos y suerte puh.
Kyron, como te entiendo.
Lamentablemente cuando abres la puerta en esta dinámica laboral cagaste! No podrás salir de eso sin conflicto de por medio. Es complejo mantenerse vigente, necesario, valorado y tener vida después de las 18:30.
Aún me lo cuestiono y por otros eventos en mi vida me lo cuestiono cada mañana al levantarme, al acostarse y en cada reunión inútil en que sientes que se te va el poco tiempo que tienes.
Animo. Los cambios son necesarios y la lección es elegir bien con quien comprometerse tanto y valorar correctamente las prioridades de la vida.
Salud, Familia y buscar ser más feliz por sobre todo lo demás. Solo cuando pierdes alguna de ellas notas que era prioritaria.
Un abrazo. Tu amigo.
Es cierto. Pasa mucho que uno abre esa puerta con buenas intenciones y después se hace imposible cerrarla.
Y te entiendo con lo que dices. Ambos sabemos que no te ha tocado fácil! Cualquier cosa que necesites, tú ya sabes… Un abrazo!
Uta cumpa, lo que más lamento es que no te hayas venido conmigo, pero bueno, por algo pasan las cosas… lo que no te mata te engorda, como decía mi vieja.
En Chile esto pasa mucho más de lo que crees, es el síndrome del patrón de fundo. Gente que creció creyendo que los demás están para servirles, y así los tratan. Peleo con gente así todos los días, y he tenido socios con esa característica.
Dado que no perteneces (yo tampoco) a su clase social, lo mejor que puedes hacer es alejarte, por lo que es excelente que te hayas ido. Terminas odiando esa forma de ser que pasa a llevar a todo y a todos.
Probablemente tendrás las antenitas de vinil pendientes ahora, para cuando aparezca otro weon de este tipo en tu camino y sabrás que hacer… pero te tengo una mala noticia… este no es el único tipo de weon con el que te encontrarás. Están los maricones sonrientes, están los acosadores, están los que simplemente son incapaces, entre muchos otros. Todo esto no es más que nuestra naturaleza humana, somos limitados y lo expresamos de distintas formas.
También me he mandado cagadas puteando a alguno en público, no es que no se lo mereciera, pero no debí haberlo hecho, lo que me recuerda que le debo una disculpa (seguido de la puteada en privado).
Mi punto es que así funciona esto, te seguirás encontrando con gente virulenta, y probablemente algunos de esos encuentran que el virulento eres tu (tu ex jefe por ejemplo), así que no te calientes mucho la cabeza. Lo importante es aprender y crecer.
Gracias por compartir tu historia!.
Yo también lo lamenté mucho tiempo wn!
Sobre los otros tipos de wnes, si… me tocó ver a algunos de esos también. Gracias por tus comentarios y a ver si nos juntamos a almorzar un día de estos 🙂
Fueron razones distintas las mías (no cometí el error de ponerme a trabajar fuera del horario laboral) pero el resultado fue el mismo.
Comparto 100% ese malestar de no sentirse valorado, que se fijen ene en los errores a pesar de todos los avances que uno realiza, a la larga todos nos cansamos de eso y terminamos renunciando. Como indicas puede ser una politica que adoptaron para que nadie se sienta lo suficientemente valorado como para pedir aumentos, pero asi mismo es como se les fuga todo el talento, mal ahi empresa M